¿Alguna vez se ha preguntado cómo sería estar suspendido sobre el suelo? Probablemente no. Pero si lo haces, es la experiencia más liberadora que tendrás jamás. El alpinismo es el deporte humano por excelencia, que desafía la gravedad y la física en todo su esplendor. Desde los atletas hasta la gente corriente que simplemente ama este deporte, es uno de los más exigentes y técnicos del planeta. No estoy aquí para venderte el estilo de vida ni para convencerte de que la escalada es para ti. Pero lo que voy a compartir es mi experiencia personal de cómo superar el miedo a caerse no sólo se aplica a la escalada, sino también a nuestra vida cotidiana.
Empecé a escalar el año pasado, en octubre de 2016, y ha sido un torbellino de altibajos mientras me daba cuenta de dónde están mis puntos débiles y también dónde están mis puntos fuertes como escaladora. No soy en absoluto un profesional. Hay muchos estilos diferentes de escalada, pero yo me centraré más en la escalada deportiva y el búlder. La escalada deportiva es aquella en la que hay anclajes previamente perforados en la pared que permiten al escalador ascender por la pared a través de una ruta establecida. Esto les permite fijar su equipo a la pared para mayor seguridad. En el búlder, los escaladores se colocan en paredes de no más de 6 metros de altura, con soportes de bloqueo debajo para protegerse. No he encontrado ningún otro método para aprender eficazmente sin repetición y manteniendo la memoria muscular. Olvídate del entrenamiento al principio y aprende sólo a escalar. Cuando aprendes a confiar en tu cuerpo, la escalada se convierte en parte de ti y te cuesta menos llegar a la cima.
Sé que he mencionado las exigencias físicas de la escalada, pero no he hablado de lo que supone para la mente. En cuanto a alguien que tiene un miedo abrumador a las alturas y ansiedad recurrente, piensa en ello como en las Olimpiadas mentales. La escalada de mi primer día apenas supuso levantarme tres metros de una pared del gimnasio. No fue la fuerza física lo que me impidió terminar, sino lo que pasaba por mi cabeza, movimiento tras movimiento. Una de las mayores lecciones que he aprendido hasta ahora en la escalada es estar presente en la pared. Tuve tantos problemas con el primer paso que la caída fue insondable. ¿Qué va a pasar? ¿Se me soltará el arnés y caerá al suelo? ¿Me acosa mi pareja? Puede que le vengan a la mente algunos de estos pensamientos. Y al igual que en nuestra vida cotidiana, los "y si..." van más allá de nuestra capacidad consciente de reconocer el aprieto en el que nos encontramos. Tenemos tanto miedo de lo que no podemos controlar en nuestras vidas que eso obstaculiza nuestro crecimiento y nuestra capacidad de ver las cosas de otra manera. El acto físico de caer sigue siendo incontrolable, pero siempre podemos prepararnos para ello.
La respiración es muy importante. Creo que lo damos por sentado en nuestra vida cotidiana. En una situación de estrés, todos tendemos a ponernos tensos y a perder la concentración. Es importante reconocer sus factores de estrés y comprender dónde se encuentran sus habilidades de escalada. Respirar a través de los movimientos no sólo ayuda a prevenir lesiones, sino que a menudo nos da una mentalidad más clara en nuestra capacidad de tomar decisiones cuando las cosas se ponen un poco inciertas o fuera de nuestra zona de confort. Todos tenemos nuestros límites y somos igualmente conscientes de lo que nos sienta bien y lo que no. La escalada requiere esta mentalidad intuitiva. ¿Cómo puedes superar el fracaso si no entiendes cómo te sientes? Como profesionales de la vida, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos y asumir riesgos para mejorar. Cuando aprendemos a sentir las sensaciones en lugar de volver a nuestra comodidad, permite que la práctica de la conciencia cobre vida.