A través de la investigación científica, todos compartimos el conocimiento de cómo se produce la evolución del cuerpo humano mediante la concepción de espermatozoides masculinos y óvulos femeninos en el cuerpo humano. Lo que quizá no sepamos es que, además de ser juzgada como mera materia física, en el nivel sublime no es más que una cáscara o morada del elemento más poderoso y dinámico llamado alma, una omnipresencia de la conciencia individual.
Nuestro sustento en este mundo depende de dos energías vitales, una llamada energía vital universal y otra llamada energía cósmica universal. En las escrituras orientales, la energía vital universal se denomina "Prana Shakti" y la energía cósmica universal, "Kundalini Shakti".
La energía de la fuerza vital universal desempeña un papel activo y pasivo, dependiendo de su flujo a través de los diferentes plexos y también debido a su adaptación a cualquier tipo de entorno en el que vivamos. Así pues, esta fuerza vital desempeña un papel multidimensional y aparece de forma diferente física, psicológica y emocionalmente. Sin embargo, la energía cósmica universal tiene el papel singular de traer el sentido de la conciencia o el llamado sentido de ser con.
El flujo de estas dos energías está regulado por tres nervios que van desde la base de la médula espinal hasta la cabeza, conectando todo el plexo a través de una compleja red de nervios. En las escrituras orientales, estos tres nervios se denominan "Ida", "Pingala" y "Sushumna" o los nervios "Lunar", "Solar" y "Cósmico". El papel más importante de la fuerza vital es conectar la mente y el cuerpo infundiendo dinamismo en todos los niveles de la mente y el cuerpo. No sólo nuestra mente y nuestro cuerpo, sino todo el universo está vivo, activo y fluye al ritmo de esta fuerza vital. El flujo a través de la fosa nasal derecha y el flujo a través de la fosa nasal izquierda completan el circuito de una respiración con fuerza vital. Físicamente, aunque tardemos unos segundos en completar una respiración, es tiempo suficiente para que esta fuerza vital se desplace a la velocidad de la luz, a través de siete plexos mayores y miles de nervios; para cargar miles de millones de células de nuestro cuerpo, haciéndolas dinámicas y activas.
En nuestro cuerpo existen principalmente siete plexos que son los siguientes.
1) Plexo Pélvico o Plexo Raíz o Chakra Muladhar.
2) Plexo Hipogástrico o Plexo Sacro o Chakra Swadhisthan.
3) Plexo Epigástrico o Plexo Solar o Chakra Manipur.
4) Plexo cardíaco o Chakra Anahat.
5) Plexo carotídeo o Vishudha Chakra.
6) Plexo Medular o Chakra Adnya.
7) Plexo Cerebral o Chakra Sahastraar.
Esta energía es el vínculo final entre la mente y el cuerpo, completando el círculo como la mente entre la mente y el cuerpo. Situada en la raíz de la médula espinal, la energía cósmica universal sería como el poder de la serpiente, tumbada en un ovillo con la cola en la boca, durmiendo bajo el nervio cósmico en estado de bloqueo, con la cabeza vuelta hacia abajo. Mientras dormimos, perdemos muchos de los poderes psíquicos disponibles para gestionar el equilibrio natural entre las sutilezas físicas, psicológicas y emocionales de nuestra mente y nuestro cuerpo. Sin embargo, si esta energía cósmica se despierta a través de la meditación, la respiración o cualquier tipo de ejercicio yóguico y se le permite entrar en el nervio cósmico o nervio Sushumna, se eleva a la parte superior de la cabeza y se une con el asiento de la conciencia cósmica universal.
Su despertar cambia por completo no sólo el cuerpo, sino también los aspectos emocionales y psicológicos de una persona. Cuando se quita el velo de la ilusión y se rompe la cáscara, entonces se revela el verdadero yo profundo. La mente pone fin a su constante oscilación entre los lamentos del pasado y el futuro incierto y llega al momento presente. Aquí se puede experimentar un plano superior de conciencia desconocido para la humanidad.
Este proceso de despertar no es sencillo, puede producirse en una hora. Debe ganarse a través de años y años de meditación, respiración y ejercicios posturales. Además, hay que seguir varios principios para vivir este viaje de autorrealización. Entre ellas destaca la autodisciplina, que incluye la abstinencia de la inmoralidad, la práctica regular, la sinceridad, la no violencia y el celibato. Comer comida vegetariana pura y beber mucha agua mantiene el cuerpo ligero y también nuestra mente en calma. El sexo aporta apego, pero tampoco es necesario suprimirlo por completo. Debe reducirse y controlarse en la medida de lo posible. Hay que dormir lo que el cuerpo necesita. Relajar la mente para liberar la tensión, el estrés, el miedo y la preocupación es importante para aumentar la concentración interior y una mayor conciencia. El pensamiento positivo, la paciencia y la amabilidad son otros principios a seguir para lograr una mayor conciencia interior del pensamiento, la palabra y la acción para tener éxito en la vida.
Sin embargo, este tiempo puede acortarse si se hace bajo la guía de un instructor experto que debe tener los pies en la tierra, haber alcanzado la iluminación con la conciencia cósmica universal y puede advertir a su alumno que se entrega a cualquier tipo de aventura para que se abstenga de ella. La autorrealización no es un punto, sino un proceso que nos conecta con la eternidad atemporal, donde existe la alegría pura y la experiencia de la nada.